La influencia de la iluminación en el certificado de eficiencia energética de un edificio o local terciario es un tema poco abordado y de una gran relevancia a la hora de obtener la calificación energética del mismo. Las cargas lumínicas son una parte importante del consumo energético de un local, y dependiendo de su uso y el nivel de ocupación pueden llegar a tener peso suficiente como para variar la calificación energética hasta en dos letras, en función del sistema que se utilice para aportar la iluminación de nuestro local y el tipo actividad desarrollado.
Es en estos certificados energéticos donde vemos reflejada la competitividad de la iluminación LED, una tecnología hasta hace poco tiempo casi desconocida a nivel de iluminación de consumo doméstico, y que en poco tiempo ha superado los grandes inconvenientes que ralentizaron su introducción.
Las grandes ventajas de las bombillas LED son sobre todo la de tener un consumo inferior a todas las demás tecnologías de iluminación actuales, para la misma intensidad lumínica.
Una vida útil muchísimo más amplia. Comparado con las bombillas de bajo consumo que tienen una vida útil bastante corta, las bombillas LED no se ve perjudicado ni por el uso continuado ni por estar sometido a una gran cantidad de encendidos, realmente el LED no se funde, va perdiendo gradualmente intensidad, estableciendo su vida útil cuando se reduce por debajo de un 70% de su capacidad inicial. La vida a la que realmente se hace referencia al hablar de estas bombillas es la que tienen los componentes electrónicos de la misma.
En las bombillas LED la temperatura de funcionamiento apenas varía, no siendo un riesgo ni incomodidad por su calentamiento, permitiendo su instalación en puestos de trabajo y zonas donde la cercanía del cuerpo a la fuente de luz pudiera suponer un riesgo o falta de ergonomía.
Reciclaje más sencillo. Más allá de la electrónica las lamparas LED no tienen ningún componente nocivo o de dudoso reciclaje, siendo mucho más respetuoso con el medio ambiente, además de por el menor número de bombillas consumidas por su larga vida. La ausencia de gases contaminantes de dudoso reciclaje y complejo tratamiento las posiciona por delante de cualquier bombilla de bajo consumo.
Versatilidad y variedad. La gran cantidad de opciones de regulación de intensidad, colores y tonos de la luz con las que cuenta el LED, así como de diferentes formatos no disponibles en otras tecnologías, hacen mucho más adaptable a distintos usos y necesidades de iluminación. Más allá de las clásicas bombillas con cualquier formato de casquillo nos encontramos también con las tiras de LED, pantallas, focos, y ahora también farolas e iluminación urbana.
El gran inconveniente que arrastraban hasta ahora era su alto coste, pero la gran variedad de gamas y calidades fabricadas así como su volumen han permitido que por el precio de bombillas LED sea escasamente superior al de la iluminación de bajo consumo, lo que ha permite rápidas amortizaciones de las inversiones de entre 1 a 3 años, superando ampliamente su vida útil estos periodos, a partir de los cuales todo el ahorro en consumo se convierte en ganancia.
De cara a su instalación en locales terciarios y a obtener mejores calificaciones en un certificado de eficiencia energética, el asesoramiento es fundamental, pese a sus grandes ventajas la sustitución indiscriminada implica desechar bombillas que siguen siendo aprovechables y que generarán una contaminación en su reciclaje. No todas las necesidades de iluminación se suplen con la misma calidad de bombillas ni tienen la misma amortización. Pero siguen siendo la opción más potente para mejorar la calificación del certificado de un local, por encima de cualquier otra rehabilitación energética.